El vanadio se encuentra en la categoría de los minerales traza, también denominados microminerales, que se necesitan en menor cantidad, aunque son también imprescindibles. Dentro de este grupo encontramos el flúor, cinc, cobre, selenio, manganeso, yodo, molibdeno, cromo y cobalto.
Aunque los macro-minerales, entre los que se encuentran el calcio, el magnesio o el potasio, constituyen más del 98% del contenido mineral del organismo, algunos microminerales también se consideran esenciales en cantidades muy pequeñas para tener un estado saludable.
El vanadio se obtiene de una dieta equilibrada y se encuentra principalmente en pescados, marisco, cártamo, semilla de girasol, cacahuete, aceite de oliva, avena, maíz, judías verdes, zanahorias, repollo, ajo, tomates, rábanos y cebolla.
El vanadio se ha convertido en objeto de estudio como una posible ayuda para reducir los niveles de azúcar en la sangre en las personas con diabetes. También ha sido indicado como un posible tratamiento de la osteoporosis. Los estudios en animales indican que el vanadio puede ser necesario para la formación de hueso, dientes y cartílago. También desempeña un papel en el crecimiento y la reproducción, así como en el metabolismo del colesterol y la insulina en el organismo.
Estos son sus principales beneficios:
1. Reduce el colesterol. Previene la acumulación del colesterol en los vasos sanguíneos, y por tanto reduce los niveles altos de triglicéridos.
2. Ayuda en el crecimiento y en el desarrollo de los huesos y de los dientes.
3. Acelera el metabolismo. Suele actuar como coenzimas, trabajando junto con las proteínas para producir importantes reacciones químicas, elevando el nivel de energía y las tasas metabólicas.
4. Reduce el azúcar en la sangre. Se ha determinado que el vanadio ayuda a las personas que tienen diabetes, ya que el mineral imita el efecto que la insulina tiene sobre las células.