Tiene una sonrisa pegada a la cara. Diego, madrileño, lleva ya unos años en Ibiza, y ha sido en Savia donde ha descubierto su pasión: el trato con los clientes. Habitualmente está a los mandos de la caja dónde te devuelve el cambio y muy buen rollo. Aunque no lo parezca es tímido, quien lo diría.