Un corazón tan grande como el de Cintia sólo se puede bombear a ritmo brasileiro aunque su formalidad en el trabajo pueda parecer germánica. Encargada de los proveedores y los pedidos, se mueve con absoluta naturalidad entre la tienda, el almacén y la oficina. Y es que Cintia en Savia es ya como el Pico de Jaraguá de su ciudad natal, São Paulo, un icono.